Gen Jn 1:1-19

“Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció. Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.”

¿Qué significa eso para mi? Cristo ya hizo todo lo necesario para que todos los que crean en Él y le reciban puedan ser llamados hijos de Dios. Esto significa que el hombre debe tomar una decisión voluntaria de creer y recibirle. Y también demuestra que se puede rechazar esa invitación a creer en Él; su propio pueblo lo rechazó. Aun hoy, la puerta a la salvación sigue abierta para todo aquel que decida creer en Cristo y recibirle. Que privilegio ser llamado un hijo de Dios, no por mérito humano, sino por la obra de Cristo que abrió la puerta a la salvación. 

¿Cómo puedo poner en práctica hoy mi meditación en la Palabra? Viviendo cada día a la altura de un hijo de Dios, un embajador de Cristo. 

Pastor Jose