Gen 28:1-9

“Que Dios te dé a ti y a tu descendencia las bendiciones que prometió a Abraham. Que llegues a ser dueño de esta tierra donde ahora vives como extranjero, porque Dios le entregó esta tierra a Abraham.”

¿Qué significa eso para mi? El poder de una promesa de Dios! Abraham había vivido esperando en esa promesa de la tierra prometida, Isaac ahora se encontraba en la misma escena y también ahora estaba siendo traspasada esa promesa a Jacob. ¿Cuantos años tenían que esperar? Muchísimos! Pero su fe tenía claro que si Dios lo había dicho, Él lo cumpliría. Que mi fe no dependa de lo que veo, ni de mi raciocinio, ni de como me sienta o como me hagan sentir, mi fe debe estar cimentada en la Palabra de Dios y sus promesas. Esa fe que da pasos al vacío esperando en Dios. 

¿Cómo puedo poner en práctica hoy mi meditación en la Palabra? Que mi fe no tenga lógica o sentido común, que mi fe sea como la de Abraham, Isaac o Jacob que vivieron en fe sin ver. Jesús dijo: “muy bendecidos los que creen sin ver”!