Gen 27:37-46

“—¿Pero acaso tienes una sola bendición? Oh padre mío, ¡bendíceme también a mí! —le rogó Esaú. Entonces Esaú perdió el control y se echó a llorar.”

¿Qué significa eso para mi? Esaú estaba recibiendo la consecuencia de una muy mala decisión que había tomado: venderle la bendición de la primogenitura a Jacob por un plato de lentejas. Ahora estaba cosechando ese momento en que no valoró lo que significaba esa bendición y a lo cual nunca se había arrepentido. Menospreciar algo que Dios nos da como bendición y cambiarlo por algo terrenal es perder el orden de las prioridades y seguramente en su momento las consecuencias serán evidentes. 

¿Cómo puedo poner en práctica hoy mi meditación en la Palabra? “Correr” a pedir perdón a Dios si en algún momento menosprecio sus bendiciones.