Rom 8:18-25

“y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura— porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.”

¿Qué significa eso para mi? El anhelo que venga el Reino de Dios en total plenitud genera en mi un doble pensamiento: la carga por aquellos que si eso pasara hoy irían a una condenación eterna y por otro lado el deseo de ver la promesa cumplida de vivir en un nuevo cuerpo y nuevo lugar donde Cristo es el Rey de todos. Y aunque sé que mi oración debe ser que “venga tu reino”, quiero seguir trabajando con todo mi ser por la salvación de muchos que aún no permiten que ese reino llegue a sus vidas. Así es que tengo que vivir el hoy con la esperanza del futuro. 

¿Cómo puedo poner en práctica hoy mi meditación en la Palabra? Orando y trabajando para que más personas lleguen a los pies de Cristo.